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Por supuesto, tan claro resultaba a la sazón que valenciano y catalán eran distintos que el valenciano de Gandía ,Joanot Martorell señala en su obra maestra «Tirant lo Blanch» que escribe en «valenciano vulgar» pero no en catalán. Martorell -que causó la admiración del alcalaíno Cervantes hasta el punto de que su novela es uno de los pocos libros que se salvó de ser expurgado de la biblioteca de don Quijote- ha sido objeto de la codicia del nacionalismo catalán desde hace tiempo y por ello no extraña que en alguna edición de su libro publicada en Cataluña se haya suprimido sin el menor reparo su referencia a la lengua valenciana. Es sólo un botón de muestra del delirio al que se puede llegar empeñados en convertir un reino en sucursal de Cataluña que nunca alcanzó esa categoría. Porque durante la Edad Media y la Edad Moderna se multiplicaron los testimonios de cómo valenciano y catalán eran consideradas - con toda razón - lenguas diferentes.
 
Por supuesto, tan claro resultaba a la sazón que valenciano y catalán eran distintos que el valenciano de Gandía ,Joanot Martorell señala en su obra maestra «Tirant lo Blanch» que escribe en «valenciano vulgar» pero no en catalán. Martorell -que causó la admiración del alcalaíno Cervantes hasta el punto de que su novela es uno de los pocos libros que se salvó de ser expurgado de la biblioteca de don Quijote- ha sido objeto de la codicia del nacionalismo catalán desde hace tiempo y por ello no extraña que en alguna edición de su libro publicada en Cataluña se haya suprimido sin el menor reparo su referencia a la lengua valenciana. Es sólo un botón de muestra del delirio al que se puede llegar empeñados en convertir un reino en sucursal de Cataluña que nunca alcanzó esa categoría. Porque durante la Edad Media y la Edad Moderna se multiplicaron los testimonios de cómo valenciano y catalán eran consideradas - con toda razón - lenguas diferentes.
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Por ejemplo, el canónigo de la catedral de Mallorca, Gregorio Genovar, se duele de que bien entrado el siglo XVI, la gran novela Blanquerna, del filósofo mallorquín Raimundo Lulio, no haya sido traducida todavía a la más culta de las lenguas romances de la España oriental, es decir, al valenciano. Y encarga de esta misión a un doctor en artes y teología de nombre Juan Bonbalij, más no por ser valenciano, sino por considerar que era el más experto conocedor de la obra liuliana de la época. El presbítero Juan Bonbalij era catalán de origen y de segundo apellido, natural de Queralt, hoy provincia de Tarragona. Cumple puntualmente el encargo que se le hace y publica la traducción al valenciano de Blanquerna, en Valencia, en 1552. Y en su prólogo dirigido al canónigo de la catedral de Mallorca que le encomendó la misión, le escribe estas esclarecedoras palabras: «...el cual libro ahora se ha traducido y dado a la prensa en lengua valenciana, según que, conociéndome apasionado de la ciencia luliana, me rogó tomara yo de esto el encargo aunque no sea docto ni muy limado en dicho idioma por serme peregrino y extranjero». Difícilmente se puede dar un mentís mayor a esa mentira histórica de la denominada "unidad de la lengua" que pretende que la lengua de Valencia y Baleares es un mero dialecto del catalán. El catalán Bonbalij si algo sabía era ciertamente lo contrario, que eran lenguas diferentes que el catalán y que por ello exigían traducción, tanto que denomina al valenciano "idioma... peregrino y extranjero".
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Por ejemplo, el canónigo de la catedral de Mallorca, Gregorio Genovar, se duele de que bien entrado el siglo XVI, la gran novela Blanquerna, del filósofo mallorquín Raimundo Lulio, no haya sido traducida todavía a la más culta de las lenguas romances de la España oriental, es decir, al valenciano. Y encarga de esta misión a un doctor en artes y teología de nombre Juan Bonbalij, más no por ser valenciano, sino por considerar que era el más experto conocedor de la obra liuliana de la época. El presbítero Juan Bonbalij era catalán de origen y de segundo apellido, natural de Queralt, hoy província de Tarragona. Cumple puntualmente el encargo que se le hace y publica la traducción al valenciano de Blanquerna, en Valencia, en 1552. Y en su prólogo dirigido al canónigo de la catedral de Mallorca que le encomendó la misión, le escribe estas esclarecedoras palabras: «...el cual libro ahora se ha traducido y dado a la prensa en lengua valenciana, según que, conociéndome apasionado de la ciencia luliana, me rogó tomara yo de esto el encargo aunque no sea docto ni muy limado en dicho idioma por serme peregrino y extranjero». Difícilmente se puede dar un mentís mayor a esa mentira histórica de la denominada "unidad de la lengua" que pretende que la lengua de Valencia y Baleares es un mero dialecto del catalán. El catalán Bonbalij si algo sabía era ciertamente lo contrario, que eran lenguas diferentes que el catalán y que por ello exigían traducción, tanto que denomina al valenciano "idioma... peregrino y extranjero".
    
De hecho, a esta ´lengua romance´ la llaman valenciana-nunca catalana -los escritores que la utilizan ya sea Antonio Canals, Jaume Roig, Roiç de Corella, Ausias March, Vicente Ferre o, Sor Isabel de Villena. Joanot Martorell y los literatos valencianos incluso adoptan el término: ´la vulgar valenciana lingua´.
 
De hecho, a esta ´lengua romance´ la llaman valenciana-nunca catalana -los escritores que la utilizan ya sea Antonio Canals, Jaume Roig, Roiç de Corella, Ausias March, Vicente Ferre o, Sor Isabel de Villena. Joanot Martorell y los literatos valencianos incluso adoptan el término: ´la vulgar valenciana lingua´.
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